Julián Gil presente

Ni las rejas, ni los muros pueden detener la fuerza de los que luchan por cambiar la realidad, que como la fuerza del agua agrieta las represas y vuelven el agua a su cauce.»

A 465 días de su encierro, ¡Julián Gil presente!
Nos quisieron callar, pero las rejas no encierran los sueños

14 de septiembre del 2019

Hoy se cumplen 465 días de la injusta detención de Julián Gil, compañero de nuestro movimiento social y político Congreso de los Pueblos, del que se desempeñaba como secretario Técnico, además de su papel destacado en las comisiones Internacional, de Formación y de Economía. Desde la Cárcel sigue inspirando y alimentando nuestro camino.

El caso de Julián pone en evidencia prácticas del sistema judicial colombiano, que hemos denunciado desde las calles hasta las instancias de las Naciones Unidas, como el uso de testimonios obtenidos a partir del ofrecimiento de prebendas o beneficios jurídicos; medidas de aseguramiento intramural que convierten la acusación misma en condena. Bajo la estrategia de presentar positivos judiciales, a través de juicios mediáticos en los que participan altos funcionarios, donde se niega flagrantemente el derecho a la presunción de inocencia y a la justa defensa.

En varias ocasiones la Fiscal 19 especializada contra organizaciones criminales, a cargo de la acusación, ha dejado en claro los motivos políticos de este montaje judicial; refiriéndose en su argumentación a los liderazgos sociales, como parte de estructuras delictivas que tienen como función generar el terror en la sociedad, lanzando afirmaciones injustas, con la intensión de persuadir a las jueces de control de garantías, de que desarrollar funciones sociales y comunitarias que propendan por controvertir el orden establecido, se configuran como un peligro para la sociedad. De manera que, ha intentado asociar las acciones del Congreso de los Pueblos, y en este caso de Julián, con actos correspondientes a actores armados, sin contar con elementos probatorios suficientes; dando un tratamiento de culpable, y castigando antes de realizar un juicio, al imponer medidas de aseguramiento intramural y negar el acceso total a la información con la cual es acusado.

Es bajo estas premisas, que la fiscalía y en general la justicia colombiana, persiguen, acusan y encarcelan a los líderes sociales, con la finalidad de cercenar el movimiento social y frenar los avances organizativos y políticos de las organizaciones populares y comunitarias en los territorios. Situación que agudiza la ya preocupante sistematicidad en los asesinatos de líderes sociales, pues buscan también la muerte política de los procesos sociales, a partir de la deslegitimación de sus líderes y el relacionamiento de estos, con grupos al margen de la ley.

Sin embargo, es preciso señalar que esta situación no solo la padecen los que participan de alguna organización social, sino en general cualquier ciudadano que, bajo el sistema penal acusatorio en vigencia, debe estar privado de su libertad hasta comprobar su inocencia. Situación que recrudece la crisis humanitaria que viven las cárceles en todo el país, caracterizadas por el hacinamiento extremo, que en regiones como Riohacha llega hasta 375%, así como la precariedad en la garantía de derechos básicos, como: el acceso a la alimentación, la salud o la educación; aparte de la violencia sistemática que impone tratos crueles, conduciendo a muchos a la muerte, como fue el caso de Rodolfo Cuello Cabria, quien murió como consecuencia de múltiples golpes dados por la guardia el 25 de junio del año en curso. A lo que se suma, la carencia de proyectos de proyectos de resocialización, lo cual pone en cuestión la finalidad y función social de la cárcel.

Pero las ni las rejas, ni los muros pueden detener la fuerza de los que luchan por cambiar la realidad, que como la fuerza del agua agrieta las represas y vuelven el agua a su cauce. Nuestro compañero Julián sigue activo en el movimiento social y en el caminar de los pueblos, que organizados buscan construir un presente digno. Así, con numerosas entrevistas y contribuciones al pensamiento crítico, en estos 465 días ha participado activamente en labores sociales al interior de la cárcel, apoyando el trabajo de formación, interlocución con personalidades, instituciones nacionales e internacionales, además de dedicarse acuciosamente al estudio.

Valoramos así, que el pasado 5 de septiembre, mientras terminaba la audiencia preparatoria donde el sistema de injusticia sigue atentando contra el sentido común, recibía la noticia de su grado como Especialista en Políticas Públicas para la Igualdad en América Latina, otorgado por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales-CLACSO. Al reconocer en su trabajo «¿Cómo los proyectos minero energéticos en Colombia vulneran los Derechos Humanos en los Territorios?», una posibilidad de reflexión desde el campo del cuestionamiento sistémico del Estado, así también de los dispositivos de control y despojo implementados para el privilegio del capital.

Finalmente, elevamos un llamado a todas las organizaciones veedoras de los derechos humanos nacionales e internacionales, sobre la sistematicidad con la que hoy es perseguido nuestro movimiento, nuestras compañeras y compañeros, y todas las expresiones de pensamientos crítico, solicitando de manera atenta, respaldo social y humanitario a las familias y procesos comunitarios, que somos víctimas de la imposición de un régimen que desconoce la Democracia y la Paz como posibilidad de vida.

¡Siempre adelante, en defensa de la esperanza y la alegría!
¡En el barrio nos vemos!